¡Calle! alúmbrame al frente,
paso a paso, diferentes; no olvides
el vaso que acompaña a mi fracaso y acompáñame,
hazlo despacio, sin dejarme divagar
ni escusas buscar con que olvidar la realidad.
¡Que me atrape tu soledad! y se deje acariciar.
Elimina, las esquinas a cruzar;
dime:
que no es casual este ritmo sin igual,
que nadie podrá perturbar mi estabilidad mental.
Ábreme, registra entre la incredulidad.
Escríbeme, frases y compases
que nazcan de mis desfases, mi desorden
mi desdén, de la pérdida de mi tren; pasajera que me esperas.
Aparta, las aceras que aceleran:
cuesta arriba de barriga,
cuesta abajo entre atajos.
Hay un orden
con el que no estoy conforme:
encontrar rebuscando en la verticalidad
mi línea horizontal.